El mercadillo de la N-332 en Guardamar desafía la orden de cierre y vuelve a abrir sus puertas
En un episodio que vuelve a situar a Guardamar en el centro del debate sobre legalidad y urbanismo, el mercadillo junto a la N-332 ha reabierto sus puertas tras un cierre forzoso impuesto por el Ayuntamiento. Este acto de desafío frente a la autoridad municipal pone sobre la mesa una cuestión crucial: la importancia de las licencias de actividad, declaraciones responsables, licencias de apertura y licencias de obras en cualquier negocio moderno. Sin ellas, ninguna actividad puede considerarse plenamente legal, y los riesgos administrativos, económicos y judiciales se multiplican.
Historia reciente y contexto legal del mercadillo
El mercadillo del Fogón se ubica en paralelo a la N-332, frente al polígono industrial Santa Ana. Durante décadas, esta instalación se convirtió en un punto de referencia dominical para residentes y turistas, ofreciendo desde ropa de segunda mano hasta antigüedades y productos variados. Sin embargo, pese a su éxito y popularidad, carecía de la documentación legal necesaria para operar, un déficit que se arrastra desde hace más de 30 años.
El alcalde José Luis Sáez (PSOE) ha dejado claro que la reapertura sin cumplimiento de la normativa representa un supuesto incumplimiento que será comunicado al juzgado. «Primero se ignoró la orden de clausura y posteriormente los precintos colocados por la Policía Local», explicó Sáez, evidenciando la necesidad imperiosa de contar con licencia de apertura antes de iniciar cualquier actividad comercial, incluso en espacios de carácter temporal o dominical.
La relevancia de las licencias de actividad en negocios como mercadillos
Un negocio sin licencia de actividad o declaración responsable se encuentra en una zona gris legal que puede derivar en sanciones, cierre inmediato o incluso responsabilidades penales en casos extremos. La situación del mercadillo de Guardamar demuestra que la falta de regulación no solo afecta a los promotores, sino también a terceros, incluyendo vecinos, clientes y autoridades locales.
Las licencias de apertura no solo acreditan que un local cumple con las normativas de seguridad, higiene y accesibilidad, sino que también facilitan la coexistencia de negocios y urbanismo. De hecho, este tipo de permisos son esenciales para:
- Asegurar que la actividad comercial respeta la clasificación del suelo.
- Garantizar medidas de seguridad y protección contra incendios.
- Evitar conflictos legales prolongados que afectan a la comunidad.
Un buen ejemplo lo encontramos en la disposición de este mercadillo a explorar vías legales que permitieran su apertura temporal, siempre bajo la supervisión del Ayuntamiento. Sin embargo, la ausencia de expedientes completos de licencias de apertura impidió cualquier regularización inicial, lo que desencadenó el cierre.
El desafío frente al precinto municipal y la vía judicial
El sábado previo a la reapertura, buena parte de los precintos habían sido retirados, lo que permitió que los promotores del mercadillo retomaran la actividad el domingo. Esto evidencia cómo la legalidad de un negocio depende no solo de la voluntad de los empresarios, sino también del cumplimiento riguroso de licencias de obras y autorizaciones municipales.
En este contexto, los promotores podrían acudir a la vía judicial para solicitar medidas cautelares que paralicen la clausura. Sin embargo, hasta el momento, no consta ninguna solicitud formal. El Ayuntamiento mantiene su posición: «No vamos a generar ningún conflicto ni situar policía en los accesos», aclara Sáez, reforzando que la solución pasa por la legalización y no por enfrentamientos directos.
Impacto del mercadillo en la comunidad y urbanismo
El éxito del mercadillo, especialmente entre la población extranjera de las urbanizaciones colindantes, ha generado históricamente problemas de tráfico en la N-332, con vehículos estacionados en márgenes y constante flujo de peatones. La construcción de una rotonda de acceso mitigó parcialmente estos conflictos, pero la falta de licencias legales sigue siendo el punto crítico.
La clasificación del suelo como urbanizable y pendiente de desarrollo impide que la actividad se considere completamente legal sin las licencias correspondientes. No obstante, el Ayuntamiento ofreció explorar una licencia temporal si los promotores obtenían acuerdo con el agente urbanizador, un camino que evidencia la necesidad de planificar cualquier proyecto comercial con licencia de apertura de un local antes de iniciar operaciones.
Lecciones sobre legalización de actividades económicas
El caso de Guardamar no es aislado. A lo largo de los últimos diez años, el Ayuntamiento ha perseguido la regularización de múltiples actividades sin licencia. Ejemplos recientes incluyen:
- Cierre del mercadillo del Moncayo por imposibilidad de legalización.
- Expedientes abiertos en el mercadillo del Campo de Guardamar pendientes de medidas cautelares judiciales.
- Regularización de fábricas de piensos con cumplimiento de obras, seguridad y acceso vial.
Estos casos confirman que contar con licencias de actividad y apertura no es un mero trámite burocrático, sino una obligación que protege a empresarios, clientes y vecinos, y garantiza la sostenibilidad de la actividad comercial.
Protección contra incendios y seguridad: un requisito ineludible
Más allá de la legalidad urbanística, cualquier negocio, especialmente en espacios abiertos como mercadillos o locales comerciales con terrazas y bares, debe cumplir estrictamente con las normas de seguridad y protección contra incendios. La existencia de extintores, salidas de emergencia, señalización y planes de evacuación son imprescindibles y deben ser inspeccionados antes de la apertura. La ausencia de estas medidas puede derivar en sanciones graves, además de riesgos para la vida de los usuarios.
La apertura responsable como eje de sostenibilidad
El mercadillo de la N-332 en Guardamar es un ejemplo claro de cómo el éxito comercial puede entrar en conflicto con la legalidad si no se respetan los procedimientos administrativos. La importancia de las licencias de actividad, declaraciones responsables, licencias de apertura y licencias de obras es incuestionable: aseguran el orden urbano, protegen a la comunidad y salvaguardan la inversión de los empresarios. Regularizar cualquier actividad antes de abrir puertas es la única garantía de sostenibilidad a largo plazo y evita confrontaciones con la administración y la justicia.
Así que, cada mercadillo, restaurante o establecimiento que aspire a permanecer abierto debe entender que la legalidad es el pilar de su éxito. El caso de Guardamar recuerda que incluso actividades con décadas de tradición no están exentas de cumplir la normativa vigente, y que la vía administrativa y judicial está siempre abierta para aquellos que busquen regularizarse de manera responsable y segura.

